Tomando como base una antigua leyenda acerca de la rivalidad entre dos familias –Capuletos y Montescos– de la Italia medieval, William Shakespeare (1564-1616) encarnó en la tragedia de ROMEO Y JULIETA el símbolo universal por excelencia del amor juvenil contrariado. La feroz enemistad entre estos clanes no es, en efecto, bastante a evitar que dos jóvenes miembros de ambos se enamoren y lleguen a casarse en secreto, unión que la oposición de sus progenitores y las pasiones ajenas tornarán funesta. La obra, que ha emocionado a lectores de todos los tiempos, ha atraído en nuestra época, por su poderosa fuerza dramática, la atención de numerosos cineastas, coreógrafos y compositores, que la han hecho objeto de las más variadas versiones y adaptaciones.
miércoles, 9 de noviembre de 2011
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